Cuando mi pluma no
tiembla.
Mi corazón navega.
Recorre el mar del
poeta,
Ahoga miedos
Ahoga penas.
Cuando mi pluma no
tiembla.
Mi alma vuela.
Surca el cielo del
soñar,
Deja atrás fantasmas
Deja atrás el llorar.
Cuando mi pluma no tiembla
Mi pulso es firme.
Mi cuerpo lucha
contra la muerte,
Se hace fuerte
Con el arte de vivir.
No tiembles, mi pluma
Hazme sentir fuerte
Déjame recorrer mi
poesía
Regálame la capacidad
de soñar.
No tiembles, mi
pluma.
Y te prometo que fuerte
Yo te empuñaré.
Y mil mundos, te haré
ver.
Precioso Loco. ¡¡Que gran verdad!! Yo le debo tanto a la pluma... que nunca se lo podré agradecer bastante. Me he identificado mucho con tu poema. Un saludo.
ResponderEliminarMe parece que todo aquel que escribe. Le debe mucho a su pluma. Sin duda alguna, es la mejor terapia.
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