Palabras por el mundo

miércoles, 30 de enero de 2013

SOLEDAD



¡Soledad!
Susurras por lo bajo.
Chismorreas y condenas.
Amargas y castigas.
Mientes y robas.

¡Soledad!
Creas tu mundo.
Trastocas la realidad
Y la vuelves amarga.

¡Soledad!
Compañera fúnebre de la sombra.
En tu boca, brota la mentira.
En tus manos, miedos que llenas sacos.

¡Soledad!
Duda itinerante.
Que cabalgas por llanuras.
Levantando el polvo de la duda.

¡Soledad!
Puta mal pagada.
Que te alimentas de débiles.
Sabiendo que poco los vas a trabajar.
¡Soledad!
Mírame a los ojos.
Coge mis cálidas manos.
Repite conmigo.
¡A ella, no te vas a acercar!.     


lunes, 28 de enero de 2013

CUENTO BREVE

Somos un cuento breve,
Que leeré mil veces.
Desde los besos con sabor a alcohol.
A las palabras de futuro
Que alimentan nuestro corazón.


Somos un cuento breve,
Que leeré mil veces.
Orgullo del orgulloso.
Sueño del sonador.


Somos un cuento breve,
Que leeré mil veces.
Porque que más dará
Una vida que dos.


Si nuestra historia
Siempre estará guardada,
En nuestro corazón.


Somos un cuento breve,
Que leeré mil veces.
Porque vivir es sentir.
Y lo vivido me hace recordar
Tener ganas de continuar.


Somos un cuento breve.
Somos un cuento inconcluso.
Una historia de amor más.
En un mundo de sueños
En un mundo de versiones.


Somos un cuento breve,
Que leeré mil veces.
  Que yo seguiré escribiendo.
Para que jamás se pierda.
Para que el olvido no lo haga olvidar.
Intentando siempre, que nunca llegue
Al final. 


jueves, 24 de enero de 2013

MELANCOLIA


Una lágrima recorre mi cara.
Mientras se arruga mi corazón.
Las imágenes que he visto
Eran fruto del pasado.

Imágenes de una vida.
Imágenes de un amor.
Imágenes de personas
Que están en mi corazón.

Hay quien dice:
“Cualquier tiempo pasado
Siempre será mejor”.
Hoy, puede que tengan razón.


martes, 22 de enero de 2013

LA CIUDAD DEL AGUA


Vivo en la capital del agua.
Ciudad antigua
Ciudad de piedra.

Tus calles son bañadas
Por caminantes que caminan
Por estudiantes que hacen su camino
Por gentes que viven su día a día.
Por agua caída del cielo.

Vivo en la capital del agua.
Ciudad de Dios
Ciudad de caminantes
Que lo buscan en su interior.
Que empapan su cuerpo,
 Que bañan su alma.

Vivo en la capital del agua.
Ciudad de cultura
Ciudad de tradición.
El saber escondido en cada callejón.
En cada persona que recorre su interior.

Vivo en la capital del agua.
Ciudad de paz
Ciudad de tranquilad.
En donde el tiempo transcurre
Y la vida pasa.
Mi ciudad.

Vivo en la capital del agua.
Ciudad que nunca se ha detenido
Ante la adversidad. 

viernes, 18 de enero de 2013

CALL ON ME O PENSADO CON EL ESTÓMAGO


Recuerdo que tenía unos 17 o 18 años. Acababa de ver el vídeo en una cadena de música alemana. Recuerdo, que me quedé totalmente impresionado. Era algo tan erótico-festivo. Era algo tan natural y gracioso. Era algo tan increíble para mis ojos. Que raudo como el viento, fue corriendo a junto de mis amigos. Recuerdo que llegué sin aliento, fuera de mí. El sonido de la música aún resonaba en mis oídos. Cada imagen golpeaba con fuerza mi mente. Era como, si tatuada en mi cerebro, quedasen cada fotograma.
Pero llegué a junto de ellos. Y con la emoción, intenté explicarles lo que había visto:

“Era un hombre que… y entonces… MUJERES…Hacían gimnasia, pero no era gimnasia… era… y estaban todas… Y entonces… se movían y hacían posturas…Y las había para todos los gustos… y…cada movimiento bufff…era la perfección.”  

Eso fue más o menos lo que pude pronunciar. Pero no me entendieron. No entendieron ni lo más mínimo de lo que yo, quería expresar. Y aunque las imágenes  estaban claras en mi cabeza. Mi mente no fue capaz de asimilarlas, de tal manera que mi boca pudiese transmitirlas.  
Un tiempo después, volvimos a ver el vídeo todos juntos. Pero ya no era lo mismo. La impresión del momento, se había esfumado. Sé que todo esto puedo sonar a “chufla” a una “ pájara” de un niñato salido. Pero es mi manera de contar, que algunas veces nos dejamos llevar por pequeñas emociones. Nos impresionamos, nos dejamos llevar y acabamos pensando con nuestro estómago, no con nuestra cabeza. Y por mucho que hablemos, discutimos, o intentemos expresar nuestras ideas. Todo lo que digamos no será nada. Pues no estaremos más que hablando con el estómago. Un órgano que no se creó para pensar, sino para pedir, exigir y disfrutar.     

PD: Si hay algún curioso o curiosa que quiera ver el vídeo: 


lunes, 14 de enero de 2013

¿Y si el amor, es para gente mayor?

¿Y si el amor, es para gente mayor?
Tal vez esté reservado para los 80 años.
Cuando el tiempo pase despacio.
Cuando el corazón late lento.
Cuando la mente ha superado
El miedo a vivir.

¿Y si el amor, se reservase para la gente mayor?
Sería la gracia final.
El gran Boom que hiciese que la vida
No supiese amarga.

Tal vez, a esas edades…
Tal vez, y tal vez no.

El amor es fuerza,
El amor es debilidad.
El amor es sentimiento,
El amor es remordimiento
El amor es amar.
Y amar implica no dudar.
 
Mentirosos los poetas.
Mentiras, los cuentos de princesas.
Nos venden amor
Por felicidad.
Felicidad por amor.
Y yo, sentado en mi pedestal
Me pregunto por preguntar.
¿Y si el amor, es para gente mayor?

No me da miedo amar
No me da miedo vivir.
Pero es difícil existir.

La duda cabe en mí.
La duda recorre mi mente.
Pues desconozco el futuro.

Desconozco los principios
Que aún me quedan por vivir.
Desconozco los finales
Que aún me quedan por sentir.

Pero lo que aún tengo claro.
Es que no puedo terminar.
Lo que todavía no comenzó.

Y si el amor
Me llegó antes de los 80.
Ahora he de superarlo con galones.
He de afrontarlo con fuerza.
He de dudarlo con cautela.
He de afrontarlo con tesón.
Y disfrutarlo con ilusión. 

jueves, 3 de enero de 2013

HAY QUE INTENTARLO



Sé que no tengo la costumbre de contar cosas personales. Pero hoy, me he levantado con ganas de gritar a los cuatro vientos. Hoy, he decidido compartir un pedacito de mí. Para transmitiros “ANIMO”. Para deciros, con una vivencia personal. Que nunca llovió, sin escampar. Que no existe un mal en el mundo, que cien años dure.

Desde los 11 años hasta los 14 años, me impartía la asignatura de Castellano, una profesora llamada Celia. En su metodología de enseñanza, estaban presentes las redacciones. Todas las  semanas realizábamos una. Con el fin, de que llegado el mes de marzo. Uno de sus alumnos representara el colegio en un concurso comarcal. Todos los años se presentó la misma chica. Era su preferida. La palabra de esta alumna era misa. Y como no es de extrañar, nunca ganamos dicho concurso.

Pero eso a mi, nunca me importó. Mi queja nunca fue el poder participar. Sino el ser desplazado de toda oportunidad. Cada semana escribía y leía mi redacción. Y cada semana durante todos esos años la respuesta era la misma:

“No sé para que te molestas en hacerlas. No aprendes nada, eres torpe. Rezo a Dios para que de mayor puedas trabajar cargando ladrillos.”

Cada vez que escuchaba esas palabras, mi corazón se encogía. Se me llenaban los ojos de lágrimas. Recuerdo que hasta cogí miedo a leer. Me daba pavor leer en público. Me sentía torpe, inútil. Pero en mí, siempre existió un germen. Un germen que no me dejaba bajar los brazos. Y cada semana lo intentaba con mayor fuerza.

Recuerdo una vez. Convencí a un compañero para intercambiar las redacciones. Él leyó la mía y yo leí la suya. Como siempre la redacción que yo leí era una “basura” y como no, repitió la famosa frase. Pero cuando mi compañero leyó mi redacción:

“Muy bien, veo que vas mejorando. Si sigues así, podrás participar en el concurso. Esa es la línea a seguir. Punto positivo. “

Orgulloso y envalentonado, me levanté del pupitre. Cogí MI libreta y se la llevé a la mesa. Y con la mejor de mis sonrisas, me fui al despacho de la directora. Nunca un castigo me supo tanto a gloria.

Pero los años pasaron. El tiempo de esa profesora llegó a su fin. Y conocí otras profesoras y profesores. Otros colegios mejores. No digo que vieran en mí, al nuevo Neruda. Pero me animaron, me ayudaron, me enseñaron, me motivaron. Compartieron conmigo sus conocimientos. Y lo más importante, me dejaron soñar. Me dejaron ser yo mismo, sin limitarme, sin humillarme.

Y no digo, que en estos tiempos que corren. Dios no me acabe echando un capote. Que me ayude un poquito y acabe cargando ladrillos. La verdad, es que no me importaría. Sigue siendo un trabajo, y en esta vida hay que trabajar. Pero al menos hoy no me siento inútil, torpe o desplazado. Sé que no soy un literato, que me queda muchísimo por aprender. Pero al menos, sé que no debo avergonzarme de lo que escribo. Que mi palabra es tan válida, como la de la persona de al lado. Y que si algo me gusta, he de intentarlo.