Palabras por el mundo

viernes, 19 de octubre de 2012

AL POETA


El poeta que sucumbe a la muerte, no abandona el mundo. Ligado a él queda. Sus palabras, sus versos, su alma. A la tierra quedan ligados como las raíces de los árboles. Y no es poeta, sólo aquel que juega con palabras. Sino el que decide vivir sin miedo, el que decide conocer su alma. Y hacer que esta, sea conocida por todos. Poeta es aquel que no desprecia la vida. Que de ella participa, con ella aprende, con ella llora y con ella siente. 

El poeta no añora la riqueza. De esta, no se preocupa. Porque al poeta le sacia el vivir, le enriquece el sentir. El poeta come el mundo, con la mirada lo desnuda y con la sonrisa lo seduce. Es tan suyo que se aventura sin miedo en él. Participa de vivir, pero lo hace de tal manera que incluso parece un arte. El poeta es generoso con sus palabras. Estás son compartidas con todo aquel que lo rodea. Bienaventurados los llaman. Porque fueron ungidos con el saber. Bienaventurados los llaman. Porque aprendieron sin tener fracasar. Sólo por escuchar al poeta hablar. Ese poeta que no calla, que fanfarrón parece pues su sonrisa baña al que acompaña.  

Al poeta el amor non le parece un desconocido. Pues aunque lo pueda sentir lejano, presente lo lleva en su corazón. Y a todo aquel, que de este amor se quiera empapar, simplemente al poeta se ha de juntar. Al poeta lo envuelve la soledad. Necesita su tiempo para pensar. Necesita su momento de paz. Encontrase a si mismo para volver a empezar. 

Al poeta le digo adiós. Le doy las gracias por los momentos vividos. Por los secretos guardados. Por las verdades reflejadas. Por las enseñanzas que guardadas en el cajón de mi memoria, están salvadas. Al poeta le digo adiós. Le pido que me guarde un sitio en el cielo. Y que cuando yo sucumba a la muerte, me explique como funciona ese mundo, tan bien como me explico este.   


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