Palabras por el mundo

sábado, 29 de diciembre de 2012

MANIFIESTO


El día que grite, que me exalte por un partido político. Ese día, es el día en que dejé de creer en mi mismo. Si aun crees en ti mismo, si aun tienes fe en ti mismo, si aun consideras que puedes hacerlo. No malgastes el aire de tus pulmones en defenderlos. Defiéndete a ti mismo.

No te dejes llevar por sus fuegos artificiales, por sus banderas al viento, por sus palabras comprensivas. Ellos son ellos, tú eres tú. Y aunque compartas palabras que de sus bocas salen. Sólo son eso, palabras.
En su verbo, la salvación. En su palabra, la sanación. Pero no es más que humo. Humo vendido por un trajeado, un desalineado, una persona más que hace negocio con lo que un día creyó creer.

Hablan con grandeza, hacen ciencia de la derecha y la izquierda. Aseguran que venden su alma para salvarte la tuya. Que su mundo es el justo, que lo necesario son ellos. Te hablan de cambio, de continuidad. Te hablan de progreso, sostenibilidad. Te hablan de soluciones, de problemas. Te hablan y te hablan…. Pero sólo es hablar.

La política es un juego de políticos. El hombre ha de ser gobernado, pero nunca toreado. Y yo puedo entender que me pongan normas, que se creen leyes, que fortalezcan su mundo. Pero nunca he dejar, que decidan por mi. Que me roben las palabras, que jueguen con mi mente. Y manipulen lo que yo quiero o debo decir.

Yo no soy política. Yo no soy político. Yo no soy partido. Yo no mamo de su teta. Yo soy yo, porque lo he decidido así. Por eso, no malgasto el aire de mis pulmones en gritar en su nombre. Por eso, no fuerzo mis cuerdas bucales en decir sus palabras.  



Yo no soy derecha, ni izquierda. Yo no soy puño, ni gaviota. Yo no soy 
siglas, ni símbolos. Mi nombre es David. Y como yo tengo nombre y no carezco de palabra. A mi mismo representaré, porque yo creo en mí. 

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