Palabras por el mundo

martes, 26 de junio de 2012

XAN DAS CUNCAS


—…

—¡Claro que o conozco! Xan das Cuncas, ¿y quién no lo conoce? Lo de ese hombre es de libro. De libro. Un crack, uno de eses grandes que deberían tener su propia novela. Un héroe de nuestro tiempo. Cierto es que el hombre mucho no trabaja. Que si trabaja tres días, pues descansa dos. Hombre, es que Xan vive una vida contemplativa. Es un librepensador, pero de los de antaño. Trabajador a su manera… que cuando se pone, pues le da duro. Gana dinero yendo al mar, en la chalana de un amigo o machacando su cuerpo en tierras que no son suyas.

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—Hombre, por supuesto. Honrado como el que más. Que él no estudió, y no porque no sea listo, que a listo no le gana nadie, eh. Lo que pasa es que Xan hace las cosas a su manera. Lo del graduado se lo quitó… cómo te diría yo… como el Gandhi. Así, a modo pasivo. Sin prisas, pero sin pausa. Que a él, como es buen chico, pues lo sacaron adelante. Oye, que mal en la vida pues no le va. Dinero tiene para lo que él necesita. Es que Xan ya lo dijo una vez: «Mientras queden cigarrillos y café, de este mundo no me mueve ni el Cristo Negro».

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—Sí, es tremendo. Es cosa como no la hay. Sencillo, buen hombre, inteligente…

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—Que sí, que sí. Sencillo como el más. De presumido, nada, que Xan se viste por no andar desnudo. Eso sí, de la cabeza no le quitas el gorro o la boina, una de dos. Que aquí, en el pueblo, solo le vimos el pelo en la boda de su prima. Y por Dios, qué elegante con el traje. Menudo porte tiene el Xan das Cuncas. Y con ese porte, esos ojos azules y esa labia suya... mira, se las lleva de calle. Es un playboy de eses, que a macho no le gana nadie. Lo que pasa es que no se enamora porque cuida de su madre, que la pobre está enferma, y menos mal que tiene su paga, que, oye, algo es algo.

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—No, si tiene a su hermano, que ese… ese buena pieza es. Mira, que si Xan das Cuncas tiene bon corazón, su hermano es un aprovechado. Y escucha atento, que yo te cuento. Su hermano, el Gustavo… mira, se las hizo a Xan de todos los colores. El Gustavo es más estudioso, ya desde niño. Y por culpa de eso, ¡palos! O Xan mucho tiene cobrado. Y no en pesos, sino en duros. Lo que pasa es que el Gustavo estudió en la ciudad. Hizo Abogacía… y después se fue a vivir a Madrid. Allí es ministro o así. Que dinero no le falta, pero el muy cabrón nunca invita. Y mira que Xan es de invitar, pa lo poco que tiene.

—…

—Que sí, que sí. Que voy al meollo… Como te contaba, son muy distintos. De misma madre, sí. Pero muy distintos. Hombre, lo del padre… es delicado. Nadie dice nada, pero todo el mundo sabe que su madre y el cura eran muy amigos. ¿Se me entiende? Pero bueno, que me despisto y acabo hablando más de lo debido. Lo que te contaba. Ya lo dixo una vez el Xan das Cuncas cuando hablamos de lo de su hermano, y era algo tal que así: «La diferencia en esta vida la marcan las distancias. Cuanto más lejos de aquí, mejor se vive. Más dineros haces, pero más facha y mala persona te haces».

—…

—Si no me crees, piensa en los que fueron a Cuba. Lo ves claro, ¿no? Pues es evidente. Se fueron hacer dinero y vinieron aquí hacer grandes casas para fardar y colegios para presumir de lo listos que eran.

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—Si ya te lo dije yo, que a Xan das Cuncas había que facerlle una novela. Es un héroe de nuestro tiempo.

2 comentarios:

  1. Lo primero es dar las gracias a todos los que me ayudasteis con vuestros votos.
    Pero no puedo olvidar. Que para que este texto ganase. Una persona muy especial me ayudó. Me corrigió el texto y me ayudó a editarlo.
    GRacias David AAA! este éxito es tan tuyo como mio.

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  2. Jajajajajajja!!!! No cabe duda de que es el héroe que me gustaría ser!! El día que me describa a mí misma con esa pacífica guasa, ese día se me irán todos los males.
    Un placer, y felicidades.

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