Habló su corazón.
Expulsó con rabia, su
versión.
Tal era su pasión
Que el tiempo
enmudeció.
Aquel hombre con aquella guitarra,
Desnudó su alma.
Dio vida a lo muerto
Con cada golpe,
Con cada acorde.
Hizo propio lo ajeno.
Lo hizo más suyo
Que lo suyo propio.
Era el hombre versión.
Era el centro del universo,
En aquel mismo instante.
Su gloria contada
En minutos,
En notas aporreadas,
En estrofas recién estrenadas.
El mismo Dios del cielo apretó su alma.
Se sentía orgulloso
De su propia
creación.
El hombre versión era el sentido de la vida.
Habló su corazón.
Regaló su sentir,
Su versión del vivir.
Tan fuerte era lo que
Debía decir
Que me obligó a
escribir.
Y ahora sólo puedo decir.
¡Gracias por existir!
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