Palabras por el mundo

lunes, 3 de septiembre de 2012

DON JULIO IGLESIAS


Desde muy pequeño escuché historias sorprendentes. Me hablaron de seres humanos extraordinarios, seres humanos que eran capaces de cualquier proeza. Grandes jefes militares, héroes de acción, personas aparentemente normales que eludieron la muerte, grandes jefes, líderes poderosos… personajes cuyas historias o talentos eran más que dignos de estar presentes en las grandes enciclopedias.
Así fue,  como a mis oídos llegaron las leyendas de Julio Iglesias. Ese hombre cuyo segundo don era la canción. Ese hombre de tez morena y mirada intensa. Ten intensa era su mirar que aquellas mujeres que acudían a sus conciertos, y en primera fila se situaban, quedaban en cinta con su solo mirar. Hombre de manos firmes y juguetonas. Tan juguetonas que con el simple acariciar, la mujer dueña de tal aprecio, sentía en si la petite mort. Hombre de bellas palabras y profundas letras. Estas últimas si eran pronunciadas por cualquier hombre mortal. Bien dichas y  perfectamente entonadas, conseguían a efecto de conjuro embelesar a una mujer. Hombre de fuerte alma y profunda vida. Tal era su poderoso cuerpo, que cuenta la leyenda que sus toallas usadas, eran utilizadas como ingrediente para ese fármaco azul, que regala potencia amorosa al hombre. Julio Iglesias hombre de leyenda, de bandera y nación. Hombre o casi dios, ya no lo sé. Pero lo que si sé, es que sus historias a mis oídos llegaron cuando mi mente era joven. Y con estas historias yo soñaba en secreto. Soñaba ser él, soñaba  conocerlo. Pero ninguno de estos dos sueños llegaron a hacerse realidad.
Y ahora cuando mi juventud llegó a su fin y mi cuerpo torna a viejo. Resulta que las historias que me contaron se hicieron realidad. Las leyendas del prodigioso Julio Iglesias eran todas y cada una ciertas. Y si no me creéis, escuchad atentos este relato. Pues en él cuento toda la verdad y nada más que la verdad.   
Año 2022, mes de Agosto. En un cartel de la plaza aparece el rostro ya mayor de mi ídolo de juventud, don Julio Iglesias. Este semidiós posará su cuerpo en la nueva Plaza de las Ventas para dar un único concierto. En quince días Madrid se convertirá en el santuario del único, del elegido, del grande. Yo como fan incondicional, convenzo a mi mujer para hacer cola y conseguir las ansiadas entradas. Y así poder estar lo más cerca posible del Gran Julio. Una semana haciendo cola, siete días sin descanso. Pero objetivo conseguido, en mis manos dos entradas para verlo, para sentirlo. Pero como si fuera un castigo divino, esos siete días pasan factura a mi cuerpo y caigo enfermo. La tristeza invade mi corazón, ya no podré asistir al concierto de mi vida.
Pero yo, hombre de buen corazón decido que mi mujer pueda seguir adelante con misión divina. Así que ella asistirá al concierto con su amigo Gabriel. Como bien sabréis el nombre Gabriel está ligado al ángel protector que dio la buena nueva a María, madre del grandísimo J.C. (Jesucristo). Así que, con esas credenciales. Gabriel será buen encargado del cuidado de mi mujer. ¿Qué puede salir mal, si un enviado del Señor acompaña a mi mujer?     
Mi mujer y Gabriel asistieron al concierto, las entradas eran de primera fila. Algo que no me preocupaba, porque mi mujer y yo nunca pudimos tener hijos. El médico me  dijo que éramos estériles. Así que sabía que estábamos a salvo. Lo que nunca pude imaginar, es que mi mujer sería agraciada con la fortuna de poder ir al hotel en el que Julio estaba hospedado. Fue invitada por él mismo.  Mi mujer me relató cada momento vivido con el gran Julio. Como la miró, como le dedicó sus hermosas palabras, como el gran Julio que caballero como es,  posó su mano en su mejilla. Y como no,  mi  mujer al ser acariciada por Julio Iglesias sufrió esa petite mort. Y como es normal y no estaba acostumbrada, con tal golpe de calor se tuvo que quedar a dormir. Pues se sintió totalmente indispuesta para volver a casa. Gabriel caballero y buena persona se quedó con ella. Y como ángel protector y enviado de Dios no se separó de ella ni un solo instante. Le cantó las letras del gran Julio para que se quedara tranquila. Pero  se ve que las cantó con tan buena entonación, que sin querer se apropió de su alma. Mi mujer cayó enloquecida del bueno de Gabriel. Tan fuerte fue el hechizo, que hasta en cinta se quedó. Así que como es normal, se fueron a vivir juntos y a criar con esmero, el hijo del Master latino.
Ahora tengo confirmado, que las leyendas son más que ciertas. Que existen seres poderosos, capaces de eclipsar a la gente normal. Y si me equivoco y nada de eso fue verdad. Me da absolutamente igual. Porque es más fácil creerme esas historias que confirmar, que yo he hecho algo mal.   

PD: dejo una recopilación de sus éxistos musicales. Disfrutarlos con responsabilidad!!    

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