Palabras por el mundo

lunes, 16 de abril de 2012

TERESA Y JAVIER- Buenos días, tesoro.


Casi siempre despierta Teresa antes que Javier. Cuando esto ocurre Teresa mueve a Javier para comenzar juntos el día. Pero hoy ha sido al revés. Hoy Javier despertó antes que Teresa.  Él la mira, la observa. Comprueba como descansa con felicidad.

Javier evita moverse en la cama o hacer el mínimo de los ruidos. Le gusta ver a Teresa descansar. Sabe que a Teresa le viene bien este descanso. Así que casi inmóvil se queda el la cama y piensa.
Que piensa Javier, pues normalmente muchas cosas. Suelen ser ideas del diario, esas del día a día. Pero hoy extrañamente se le viene a la cabeza un recuerdo. Un recuerdo de cuando era pequeño. Un recuerdo que le persigue hasta hoy.

Javier recuerda cuando tenía dos años. Cuando compartía cama con su madre. El padre de Javier estaba mucho tiempo fuera y cada vez que su padre por cuestiones de trabajo se marchaba de casa, Javier ocupaba el lugar de este en la cama. Javier recuerda como cogía su osito azul de peluche y lentamente ocupaba su lugar en la cama. Como plácidamente dormía con su madre. Javier recuerda que cuando su padre volvía él tenía que volver a su cama. No podía dormir en cama con su madre.

Javier sonríe al recordar esa frase que le dedicaba a su padre cada vez que venía;

 “Papá. ¿Cuándo te vas?”

No era por disfrutar de la compañía de su padre, si no todo lo contrario. Se lo decía porque le encantaba compartir cama con su madre. Con ella,  al dormir se sentía seguro, se sentía bien. Al igual que al dormir con Teresa.

Parece extraño, Javier compartió cama con más mujeres. Pero si es sincero consigo mismo y con ellas. Javier tiene que admitir que no es lo mismo compartir cama que dormir. Incluso debe admitir que no se sentía cómodo compartiendo cama. Pero todo lo contrario pasa con Teresa. Con ella no solo se siente cómodo, sino que desea dormir con ella. Es más si no duerme con ella el descanso se nota. Por segunda vez en su vida se siente tranquilo al dormir, a gusto y feliz.

Javier no cambiaría a Teresa por nada del mundo. Con ella se siente cómodo, a gusto, relajado. Javier confía en Teresa.  Es por eso, que cuando Javier despierta a su lado sonríe. Sonríe de felicidad. Sonríe porque se siente afortunado. Afortunado de tener su confianza, su cariño.

Teresa despierta. Javier se mueve hacia ella y con una sonrisa en los labios. Le dice.

“Buenos días, tesoro”. 

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