Era viernes por la tarde. Teresa trabajó todo el día, se
sentía cansada. Pero Javier se había comprometido en ir a visitar a una pareja.
Esta pareja estaba formada por un amigo de infancia de Javier, al que no pudo
ir a la boda por motivos familiares. Así que esta vez no viajarían en coche. Teresa
estaba demasiado cansada para conducir y Javier sólo viajaba en moto, algo por
lo que no estaba dispuesta a pasar Teresa.
El problema fue de
fácil solución, cogieron el tren. Económico, rápido y cómodo. Tan cómodo que a
los pocos minutos de estar en él, Teresa
se quedó dormida.
Javier estaba
contento, por fin podría ver a Roberto, hacía mucho tiempo que no lo veía. La última
vez, Roberto era un joven enamorado. Había viajado por Europa para formarse y
en uno de estos países conoció a su actual pareja y mujer. Como hacía pasado el
tiempo….
Javier miró a Teresa, estaba totalmente dormida. Así que
cogió el móvil, le puso los cascos y se puso a escuchar música mientras el tren
seguía su curso.
En la cabeza de Javier no solo sonaba la música, sino
también esa idea. Como había pasado el tiempo…
Roberto y él habían
sido compañeros de barrio y de clase hasta acabar el bachiller. Estaban todos
los días juntos; jugaban al fútbol, a las consolas, compartían la música, las
películas… Noches de fiestas. Que noches… Ni Javier, ni Roberto eran grandes
fiesteros, pero que bien lo tenían pasado. Cuantas veces habían pintado el
tonto al intentar acercarse a unas chicas. Cuantas veces las noches se hicieron
día… ¡Qué tiempos aquellos!
Ahora Roberto estaba casado. Y Javier… Javier estaba totalmente enamorado de
Teresa. Ese tiempo de diversión, de amigos había quedado en el recuerdo. Pero
que recuerdo.
Javier a veces se sentía mayor, la vida lo había cambiado. Ahora
estaba con Teresa, compartían casi todo el tiempo de ocio. El resto del día Javier
trabajaba en lo suyo. Cierto es que tenía tiempo para los amigos. Que bajaba al
bar y tomaba algo con ellos, veían el fútbol… pero ya no era lo mismo.
Javier recordaba el tiempo pasado con mucha felicidad,
fueron buenos años. Pero sabía que lo bueno no había terminado. Que cuando una
puerta se cierra, otra se abre. Que la vida le deparaba nuevas aventuras,
nuevas historias para recordar. Sabía que el cambio era bueno, este significaba
evolución. Y quien evoluciona; crece, vive y siente. Eso era todo lo que buscaba
Javier en esta vida. Y al igual que el tren seguía su curso a una nueva parada.
Javier seguía el suyo en una nueva etapa de su vida.
Al llegar a su parada Javier despertó a Teresa con un beso
en la mejilla, esta sonrió. Se bajaron del tren y con las maletas a cuestas se
dirigieron a la casa de Roberto.
Por el camino Javier se dio cuenta que aunque el tiempo
pasase y su vida cambiase. Días como hoy harían posibles regresar al pasado. Pues
Roberto lo estaría esperando con los brazos abiertos. La vida había cambiando,
pero no tanto.
Teresa y Javier ya no son unos desconocidos de este bloge.
ResponderEliminartienen más historias propias. "año nuevo vida nueva" o " esperemos a los 80"
Si no las habéis leído no pasa nada. Están ahí en el bloge. Esos son sus títulos.
Si os gustan, hacérmelo saber y así estarán más presentes sus historias en este bloge. GRACIAS