Sentado en la cama, pienso. Me reconstruyo diciéndome:
“No es real, sólo es
un sueño”.
Pero mi corazón acelerado, lo vive como la vida misma. Siente
y padece como si fuera real. Me asusta pensar, que por mi mente fluyen con
total libertad tales pensamientos.
¿Es realmente, el
mundo que me rodea, así? ¿Soy tan necio, que no puedo verlo?
Si el mundo fuera como el sueño. No solo estaría equivocado
en mi manera de vivir, sino que me equivocaría también con quien comparto mi vida. Al que llamo amigo…
que Dios me perdone, pero mejor llamarlo enemigo. A los que llamo familia…
mejor me sería renegar de su sangre. Pero más triste sería lo mio, pues a lo
que llamo acierto. No sería mas que un paso de gigante al fracaso absoluto. Lo que
pienso que es una victoria, no es más que una palada en la tierra que forma mi
propia tumba.
Maldito sueño, que en la solitaria noche golpeaste mi mente.
Con visiones absurdas, que descolocan mi mente, que arrugan mi alma. Ahora sentando
en mi cama, pienso. Recuerdo momentos vividos, los reconstruyo de nuevo para
buscarles sentido. Pero me siento atrofiado, desconfiado. Lo vivido ya no es
sólido.
Sueño puñetero que en mi cabeza te metiste. Formaste un
mundo nuevo, eliminaste mi conciencia durante un tiempo y descolocaste mis
ideas para siempre. Pero sólo eres eso, sueño. Parte loca de un subconsciente,
que a veces tiene miedo. Un juego de imágenes que buscan refrescar ideas, aunque
estas no sean ciertas.
Por eso sentado en mi cama,
pienso. Reconstruyo mi mundo haciéndome fuerte. Vuelvo a vivir, a sentir, a pensar con claridad. Relajo
mi cuerpo, destenso mi alma y espero. Espero que el cansancio vuelva a mí. Y que
el descanso del dormir, me regale de una vez. Un sueño placentero.
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