Caricias, abrazos, besos. Ellos
me hablaban, yo los entendía. Lejos quedan, atrás en el tiempo. El cambio es
evidente, él es contundente. Y que más dará, mi amor. Mil kilómetros que dos.
El sentimiento es el mismo. Yo te quiero, te necesito, te aprecio… Entiendes el sacrificio, y no es poco. ¿Eso no es amor?
Yo creo que si. También sé que tú lo sabes. Y para mi es suficiente.
Es cierto que la edad nos ha
cambiado, ya no vivimos de impulsos. La pasión… ya no es una desconocida. Ahora
tanto tú como yo sabemos lo que es torrar nuestro cuerpo a la sombra del
edredón… Grandes recuerdos para grandes momentos. Y estos serán los que cada
noche iluminen nuestras camas solitarias. Que ahora parecen inmensas, que ahora
nos trasmite soledad. Pero yo no me rindo, sabes que nunca lo hice y que nunca
lo haré. La distancia me hace fuerte, más aún. Y con cada metro yo hago poesía.
Para así acortar nuestro camino un poquito más.
Es verdad que el tiempo ha
pasado. Que por tu vida ya no pasaré como un sueño de una noche de verano. Y es
por ello que te pido, que seques tus lágrimas, laves tu hermosa cara y mires a
ese espejo. Porque con cada día que pase, yo estaré mas cerca. Porque con cada
sonrisa yo estaré más vivo. Por eso, mi
vida. Deberás vivir tu vida. Porque solo así este sin vivir tendrá sentido. Al
saber que no me he equivocado, que no he sido el egoísta que nunca quise ser.
El dolor no es buen compañero, si para mi yo no lo quiero. Menos lo querré para
ti. Porque en esta vida no existe un camino que no me lleve junto a ti. Porque
en esta vida tú eres mi camino, mi destino y mi fin.
Por eso mi cielo, no te
derrumbes, no dejes que el Dios del cielo tenga el gusto de verte llorar.
Porque él monta en cólera, cada vez que ve que tus labios rozan los míos. Y si
tengo que quemarme en el infierno por besarte una sola vez más, yo te esperaré, esperando que tú me esperes también. Para hacer de la
próxima vez el último paso al castigo eterno.
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