Camino a la
Felicidad.
Capítulo IV- Errores
Dicen que errar es de sabios. Está
claro entonces, que el Dios del cielo me ha bendecido con el don de la sabiduría.
Si es verdad, que a base de fallos uno aprende. Acabaré siendo un señor mayor
muy inteligente.
En mi vida, fallos y atropellos
vienen de dos en dos. Pero no voy a culpar al destino, ni a Dios, ni al
examinador, ni mis nervios… Los errores son míos. Yo he de hacerles frente. Yo mismo
he de superarlos.
Una vez oí la frase: “Fracasa
otra vez, fracasa mejor” Samuel Beckett. Y de esto voy hablaros hoy.
Si algo he aprendido en este
camino a la Felicidad, es que, debemos perder el miedo a fracasar. De fallos y errores
está hecha la vida. Ningún fracaso es dulce. Pero superarlo es de lo más
agradable. Hacerte fuerte con ellos, aprender de ellos. Superarse a uno mismo. Descubrir
que dentro de un límite, existe una superación. El que fracasa, lo intenta. El que
lo intenta, lo puede conseguir.
Sé muy bien, que cada fracaso es
doloroso. Que duele, porque te fallas a ti mismos. Porque fallas a los que te
rodean. La gente que te quiere se duele
de cada fallo que cometes. Hacen propios tus fallos, se disgustan. Pero si uno
se rinde, si tira la toalla. El error nunca será subsanado. Sin embargo, si
vuelves a levantarte, si lo vuelves a intentar. Es más que posible que consigas
subsanar, superar ese error. Devolviéndote lo que es tuyo. Devolviéndoles lo
que también es suyo.
Así que para conseguir esa
ansiada Felicidad. Debemos superarnos a nosotros mimos. Debemos demostrarnos
que nuestro límite es el cielo. A ese golpe que es el error, debemos devolverle
una sonrisa. Demostrarle que no se ha perdido, simplemente se ha tropezado para
volverse a levantar.
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