Hoy voy
a saltarme una norma de este blog. Me propuse no hablar directamente de mi vida
personal, ni mucho menos de mi día a día. Pero no sé, hoy tengo ganas. Así que
voy a hacerlo.
A las
7:00 suena el despertador de mi móvil. Hoy es un día especial, es el día de la
recogida de patatas. Sonará tonto, pero provengo de un pueblo del norte de
Lugo. En este pueblo somos conocidos como “pataquieros” (patateros). No es que
todo mundo tenga su huerto, ni mucho menos. Al revés cada vez quedan menos
tierras de cultivo. Estas son o fueron convertidas en grandes edificios o
carreteras con sus calles. Pero tranquilos, no pienso hablar de urbanismo.

Suena el despertador
y desayuno. Hoy desayuno fuerte (esto es raro en mí). Pero es comprensible,
tengo que hacer un esfuerzo extra. Una vez desayunado me pongo la ropa de
faena. Y acompañado o acompañando a mi abuelo, nos disponemos a ir al terreno. Llevamos
pocas cosas, pues poco hace falta. Dos calderos, dos ganchas o raños( utensilio
de campo que consiste en un palo que tiene como terminación tres dientes) El
carrito del coche, el coche, El motocultor( tractor de dos ruedas) Este último
me encanta que es el único, vehículo a motor que puedo conducir. Y no menos
importante agua y vasos.
Una vez que tenemos el material en la huerta nos disponemos
a trabajar la tierra. Primero pasamos el motocultor por los “regos” (surcos de
tierra en donde están las patatas). Después con la ayuda del “raño o gancha” (En
serio así le llamamos en esta zona) apartamos la tierra sobrante y descubrimos
la patata. El penúltimo y último de los pasos serian cargarlas en los cubos y
después en el remolque. Sencillo, gratificante y para toda la familia.
La técnica:
El motocultor:
Como comprenderéis, por rango el encargado de llevarlo por la tierra, es mi
abuelo. Es el más viejo y por lo tanto el que
más sabe. Pero como es bien sabido, algún día me tocará a mí. El manejo es sencillo,
tiene un acelerador manual y un freno. Se acelera y se suelta el freno. Como es
lógico, este va hacia delante. Se debe poner encima del “rego” o surco. Siempre
intentando seguirlo. Si este se atasca porque no puede separar la tierra. Pues se
levanta y se vuelve acelerar.
El Rego
o surco: Han de ser arados, los regos o surcos impares. Es decir dejando
siempre uno en el medio. Así podremos trabajar de forma más ágil y mejor.
EL raño o gancha: Sirve para apartar la tierra. No hace falta
clavarlo en exceso en ella. Ni tampoco tener demasiada fuerza. Simplemente arrastrarlo
hacia ti, con la ayuda del pulso. Es técnica no fuerza.
El caldero: Se cargan en el caldero. Hay que mirar siempre que no
se introduce ninguna podrida o “adentada” (dañada por la gancha o raño).
Ahora ya sabéis utilizar las
herramientas.
Lo que más me gusta de la tierra,
es la tranquilidad que me da. Es como escribir, me ofrece una paz absoluta. Hoy
cuando estábamos trabajando, veíamos como las patatas no habían nacido bien. Eran
pocas, pequeñas y malas.
Como comprenderéis, esto hace que la recogida
sea más triste y aburrida. E incluso que el cansancio y el desánimo sean mayores.
Pero bueno ya se sabe; No todos los años
pueden ser buenos. Casi lo mismo pasa con el blog. No todos los textos o poemas
son buenos y gustan. Pero eso no es suficiente para que no lo intentes de
nuevo. Lo importante en un “trabajo” es que sea gratificante para quien lo
realice. Y ambas actividades, hacen que mi mente y cuerpo se relajen. Cierto es, que el huerto me da cosas que
comer; lechuga, cebollas, repollos, tomates… Y si no lo sabias, comer es una de
mis actividades favoritas. Ya lo dice mi abuela: “Quien come, es Feliz”.
Si me veis, pensareis que comer
como poco. Pero no os engañéis, como mucho y desde siempre. Pero bueno, que
esto ya es otra cosa.
Como os decía. Tanto la huerta
como escribir, me relajan. Y conseguir algo de estas actividades, es cosa de
tiempo, paciencia y esfuerzo. Y de tener muy claro lo que quieres conseguir de
ellas. Tener algo muy claro. Tan claro
que parezca que lo lleváis tatuado en vuestra alma. “Si algo no sale bien, no
os desaniméis. Existen años malos. Pero tenerlo bien claro que el siguiente
año, será mejor”.
Y este es mi último consejo “agrícola”
dedicarle tiempo y cariño. Antes o después la tierra os devolverá el cariño. Os
enseñaría una foto del fruto obtenido. Pero como habéis leído anteriormente, no
he llevado cámara. Esta no hace falta para la recogida de la patata.
Un saludo y un abrazo muy fuerte.
Y gracias por leerme todos los días.
PD: Imágenes utilizadas de Google imagenes.