En Galicia llevamos nos días, en donde el sol anda tímido. El
agua y el viento nos desbordan. Lluvia y viento a partes iguales. Fantástica combinación,
perfecto cóctel que nos lleva acompañando todo un mes.
Un mes pisando en mojado. Un mes despeinado por el viento. Un
mes con las manos frías y con el corazón a medio latir. Se podría pensar que este tiempo nos mata
lentamente. Que ahoga nuestras almas. Asfixia nuestras mentes. Pero el carácter del gallego
hace que este clima que nos acompaña, nos fortalezca en ilusión pasiva. En el
placer de esperar nuestro momento, EL MOMENTO. Ese instante, día o semana en
que Lorenzo (el Sol). Pierda la vergüenza, se anime a acompañarnos, tueste nuestra
piel, nos regale el cálido calor de su manto. Una ilusión pasiva que nos
mantiene vivos. Porque como buenos pacientes, sabemos que debemos seguir. Mantenernos
firmes e intensos, hasta que llegue nuestro momento.
Y mientras tanto… al mal tiempo, agua. Líquido elemento
acompañado de patatas, de carnes, verduras y grasas. Formando una conjunción
perfecta. Un caldo que al olor, alimente el alma. Guisos que nos amparen del
frío, que nos arropan por el día. Que nos recuerdan por las noches, que nuestro
estómago no está vacío. Pucheros, que
nos regalan el sabor perfecto para pasar este tiempo.
Comparto tus sentimientos, en Argentina estamos igual...deciendo de españoles, no gallegos, pero el espíritu persiste. Seguiremos enfrentando el mal tiempo, panza llena corazón contento...
ResponderEliminarPor aquí me quedo David. Pronto nos sonreirá Lorenzo con su cálida dulzura y transmitiendo esa energía que nos contagia de emociones sensacionales. Saludos....
ResponderEliminarMe parece fantástico. Y como se suele decir: " no hay mal que cien años dures".
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