Palabras por el mundo

lunes, 4 de febrero de 2013

Suena tambores, comienza la revolución. "El tamborilero"



Año 1815 el Coronel Jaramilllo domina el pueblo de Macusa. Entre el refinado pensamiento de sus huevos y el dominio de la armas. Macusa vive en una paz dominada por los encantos del firme poder. En Macusa no existe problema alguno. No, por los huevos del Coronel Jaramillo. Así es él, si hay algún problema. Él lo soluciona; ¡Pum pum! He dicho. Palabra de Jaramillo. Solucionado. Así de sencillo.

¿Pero quién es Jaramillo? ¿De dónde ha salido?
El Coronel Jaramillo antes conocido como Jaime Jaramillo, Jamy para sus padres. Nació y creció en un pueblo productor de vides. Su familia y él cultivaban vino. Esta tradición vinícola hizo de él un gran beodo. Su pasión por el vino y la violencia, le hizo alistase en el ejército y acudir a la guerra.      
El Coronel Jaramillo luchó mano a mano con el Dictador Riesgo.  Generaron incertidumbre, sangre, desilusión. Y el pueblo cedió a sus encantos. El Dictador Riesgo se quedó con la mayor parte del país, pero dejó Macusa al Coronel Jaramillo,  para disfrute de su persona. Así es la Revolución.

¿La población no se cansaba del Coronel Jaramillo? ¿Si era tan malo, por qué no lo echaron del poder?

La gente temía al Coronel Jaramillo. Los gobernaba con mano de hierro. Y sus caprichos hacían que cualquiera que no mostrase afecto hacia su persona, fuese considerado un desertor.  Un pueblo dominado por el miedo y la desolación. Permanece callado, sus palabras se vuelven mudas, hablan para sus adentros y consigo mismos. Y aunque protestan cuando se ven seguros. Callan cuando deben hablar.

¿Y el tamborilero? ¿Cómo lo hizo papá? ¿Cómo lo hizo?

Del tamborilero se dice; que era huérfano, que se crio en la calle. Que como era pequeño y callado, él sólo escuchaba lo que los demás hablaban. Así que tenía tiempo para pensar. Se dice; que al principio la gente hablaba sin miedo delante de él. Pues sólo era un “artista” y un artista no tiene nada que decir.
Se dice, que el tamborilero heredó su pequeño tambor del abuelo. Que era lo único que tenía. El tambor y el mismo. Así que nunca tuvo nada que perder.
Según cuenta la historia. Un día el tamborilero comenzó a tocar en lo alto del pueblo.  
 Tocó durante todo el día y toda la noche. Paró unas horas para descansar y luego, volvió a tocar. El sonido se escuchaba en todos los lugares. Pues el eco era canela en rama.
Tanto tocó, que los huevos del Cornel Jaramillo comenzaron a revolverse. Así que cabreado se acercó junto al tamborilero y le mandó parar.
El tamborilero paró durante unos 15 minutos. El tiempo que tardó el Coronel Jaramillo en volver a sus aposentos. Y esta vez tocó con más y más fuerte.
El Coronel Jaramillo escopeta en mano volvió al lugar. Y con un severo grito, le dijo al tamborilero:

-          Niño, tú estás tonto o qué. ¿No sabes quién soy yo? Acaso no sabes lo que te puedo hacer. No sabes que debe hacer este pueblo, cuando yo ordeno algo.

-Se quién es usted. Y lo que hace el pueblo. Por eso esperé que volviese a casa, para volver a tocar.  Contestó el alegre tamborilero, mientras era encañonado por el fusil del Coronel.
El Coronel dejó de encañonarlo. Lo miró de arriba abajo. Y con curiosidad preguntó:
-          ¿Quién hace lo mismo que tú? ¿Quién no acata mis leyes?
-          Nadie. Contesta el joven tamborilero.
-          Explícate, ahora mismo. Contesta el Coronel con los huevos ya revueltos.
-          Pues nadie. Desde Paco, el que tiene la taberna.  Él guarda sus ingresos en un barril. Sólo le da a usted, lo que a él le parece.  O su hija. Ella se levanta a media noche. Queda con Rodrigo en el establo. Para darse goce a sus cuerpos.
Jaramillo comienza a cabrease y dispara al cielo. De un grito manda trae a Paco, a su hija y a Rodrigo.
-          ¡¡QUE LOS MANTEN!! ¡MATARLOS YA!!

El tamborilero le da el alto.
-          Coronel Jaramillo deténgase. Juan, Pancho y Cortés no les gusta matar gente. Lo hacen, pero no les gusta. tienen miedo a no poder ir al cielo.
-          ¡Pues que los maten también! ¡Que mueran esos cretinos!

Pero por cada nombre, o por cada persona que encañonaba un arma. Había en él,  un secreto que cabreaba al Coronel Jaramillo. Y es que,  el joven tamborilero conocía los secretos de todo el pueblo.  Hasta tal punto que todo el pueblo merecía ser fusilado.  Llegado a tal punto, el joven tamborilero de dice al Coronel.

-          Mi querido coronel, tiene usted tres opciones.

Primera; mátenos a todos. Pero recuerde que si no tiene gente en el pueblo. No puede gobernarlos.
  Segunda opción: perdóneles la vida. Haga como si no supiese nada. El pueblo seguirá igual, y podrá dar órdenes.
 O tercera opción: búsquese  otro pueblo que le haga caso.    
El Coronel con los huevos ya hechos tortilla. Toma su propia decisión. Saca su revólver, lo pone en la boca y se dispara.

Pero papá ¿Por qué hizo eso? ¿Por qué matarse a si mismo. Qué sentido tiene?

El orgullo del Coronel Jaramillo no le dejaba recibir órdenes. Se dio cuenta que no mandaba nada. Que su pueblo no le respetaba. Y aunque eligiese volver a empezar. Ya nada sería igual. Un gobernante que pierde credibilidad, es uno más. Y un gobernante que no gobierna a nadie, tampoco es un gobernante. Así que el paso lógico es abandonar el poder. Pero el que un día fue poderoso, no sabe vivir sin poder.  Así que el Coronel decidió abandonar la vida. La abandonó como más feliz le hacía.

¿Papá qué pasó con el pueblo?

El pueblo fue libre. Y el germen que cosechó el tamborilero, traspasó montañas. Poco a poco, se descubrió que en todos los pueblos pasaba lo mismo. No todos los Coroneles decidieron seguir los pasos de Jaramillo. Pero poco a poco su poder fue a menos. Llegando incluso, a derrocar al Dictador Riesgo. Quien cuenta la leyenda, que se casó con su prima. Y está lo mató en una oscura noche de invierno. 

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