Hoy quiero aplaudir. Quiero
dedicar un aplauso. Un aplauso, a todos aquellos que tiñen sus manos con un
simple color. Un aplauso, a todos aquellos que apotronaron su culo a un lado
del mundo. Un aplauso, a todos aquellos que decidieron, que lo justo es decir: “Yo
Soy…”
Hoy aplaudo, aplaudo con fuerza. Para que se me escuche,
para que se me entienda. Aplaudo a todos los que eligieron. Porque se
desmarcaron del mundo, iniciaron su lucha e comenzaron su camino. Sin importarles ni lo más mínimo
que se dejan entre medias o que abandonaron a su suerte.
Un grato aplauso a todo aquel que decidió sin importarle lo
más mínimo. Lo que se pierde o lo que los demás puedan perder. Un aplauso,
porque este mundo nunca será suyo. Y tampoco parte de él.
Y pido un aplauso aún más fuerte, para aquel que sólo
defiende lo suyo. Sin argumentos, ni razones. Sólo por besar una bandera o por
besar el culo del “Lider” de turno. Un aplauso, por favor. Porque estos ya no
tendrán que pensar. Sólo repetir, lo que otro ha dicho ya.
Un aplauso al mundo bipolar. A ese que no sabe, que no
comprende, que nunca ayudará. Pero que tampoco lo intentará. Porque ya no lo
necesita, ya ha acomodado su culo. Ha vendido su cabeza al mejor postor. Y ahora
no tendrá que pensar, simplemente repetir y repetir. Protestar y protestar.
Un aplauso porque ya pueden decir: “Yo soy…”
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