Palabras por el mundo

miércoles, 30 de octubre de 2013

La gitana fuma



La gitana fuma. Ni se peina, ni se pinta. No cocina, no sonríe. Sólo fuma. Asiste al tiempo con su espera. Por el camino recuerda, hace memoria. Recoge retales de un tiempo pasado. Las canciones a pie de la hoguera, son su recuerdo favorito.  Le trasladan a un pasado no muy lejano. En donde, sus ojos brillaban, su  piel morena relucía al fuego. Y su voz rota clamaba al cielo fortaleza y pasión.
Atrás queda esa gitana morena y delgada. Que con un simple mirar a payos y gitanos enamoraba. El tiempo la volvió tosca, brusca de ver. Más difícil aun de respirar. Por eso la gitana fuma. Ahora con el olor del tabaco, ahoga el hedor de su piel. Pues atrás queda la alegría del baño. Los tiempos en donde sus primos y ella pasaban las tardes en el río. Se refrescaban del calor, mientras sus madres lavaban esa ropa, que después olía a limpio.  
La gitana fuma. Un cigarro tras otro, sin parrar. Espera que cada pitillo sea aún más sabroso que el anterior. Espera que cada cigarro cumpla su función. Apartarla del hambre, del apetito canino que siente. De esa gana exagerada y necesaria que tiene de comer. Fuma colillas, cigarros chafados, cigarros robados y cigarros ganados. Ganados con sudor. El sudor de una pasión insana pero necesaria. Pues la gitana cuando fuma. Recuerda sus tiempos mozos. Cuando ella gozaba. Se daba placer por placer. Con esos jóvenes apuestos que conocía en las ferias. Jóvenes que al verla en las fiestas decidían conocer sus adentros. Jóvenes que pulsaban esa tecla mágica que la acercaban al cielo. Cielo que ahora le estaba prohibido, pues lo viejos puteros ya no sabían que existía una tecla. La tecla olvidada, así ella ahora le llamaba.
La gitana fuma. Llora para sus adentros al recordar su madre. Esa mujer de espíritu “calé” que llevaba el cante en su interior. Esa mujer de bandera, que se arrancaba por saetas, por bulerías y flamencos. Esa mujer de bien que se ganaba los cuartos cantando. Emocionando a los extranjeros con su voz. Esa mujer que animaba el alma con cada nota, con cada palabra que de sus adentros salía. Esa mujer que tanto admiraba, pero que tan distinta a ella era. Pues su voz ahora era ronca, poco agraciada. Y ese duende, ese espíritu “calé”  nunca le fue heredado.

La gitana fuma.  Reza para sus adentros. Habla con Dios y con su Cristo. Les pide perdón, clemencia y paciencia. Pues con cada pitillo, con cada colilla apagada se promete redención, cambio. Nuevos propósitos que no dan llegado. Pues cada vez que apaga un cigarro, vuelve a su esquina a ganarse el siguiente. 

lunes, 28 de octubre de 2013

Hoy solo quiero

Hoy solo quiero
Tostar mi cuerpo al sol.
Envolverme en sueños.
Dejar pasar el tiempo.

Escapar del mundo
Escapar de mi mundo

Reconstruirme en una tarde
Expulsarme del paraíso
Jamás volver.

Hoy solo quiero 
Tender mis huevos al fresco
Olvidar mi mente en un cajón bajero.
Ser pasajero de la nave del misterio.

Esconderme del tiempo
Esconderme del temporal.

Hoy solo quiero morir
En un intento
En medio lamento.

Colocar la base de una estatua
Que ensalce mi figura
Que me envuelva en lo eterno. 

viernes, 25 de octubre de 2013

4 paredes

Araño mis cuatro paredes
Buscando tiempo
Logrando nuestro espacio.

Cuanto más escarbo
Más canso mis brazos.
Más retorcido y cansado.

Pero sonrío al presente
Admiro el pasado
Añoro el futuro.

En mi mano cierto poder.
En mi sudor el trabajo.
En mi corazón tu ser.

Cuanto más grande sea el socavón.
Más profundo sea el bache.
Más fuerte me hago
Más grande nuestra historia.
Más poderoso, saldrá nuestro amor.

Y aunque el fondo sea oscuro.
Y el camino no sea llano.
En mi corazón está grabado:
“Que nunca es tarde para comenzar
Lo que todavía no terminó”.
 Y mientras mi tesoro, te cubras de años.
Existirá la oportunidad
De acariciar tu amor.
De colmar de mimos tu cuerpo
De acompañar tus miedos
Con mi firme palabra.

De ser YO.
De auparte al cielo
Del que se siente querido.

Mientras el Dios del cielo nos regale tiempo.
Arañaré paredes y cielo.
Para hacer posibles, nuestros sueños. 

viernes, 18 de octubre de 2013

Ella me quiere



Ella me quiere
A pesar de mi cuerpo
Sea pequeño.
Mi corazón una lata
Y yo, no sea un genio.

Y yo, la quiero
La quiero
La quiero.

A pesar de mis malos momentos.
O que mi cuerpo, no esté atento

Ella me quiere
Me quiere
Y me quiere.

A pesar de mi aliento de perro
O mi mirada de viejo.
Ella me quiere, me quiere
Y me quiere.

A pesar de que abandone
Este mundo por un sueño.
A pesar de que sea un lamento.
Ella me quiere.

Y yo, la quiero
La quiero
Y la quiero.

A pesar de que me pudra por dentro
A pesar de que no esté atento.
Ella me quiere, me quiere
Y me quiere.

Por eso yo lo intento
Lo intento
Y lo intento.

Porque no puedo ver
Una lágrima en sus ojos.
Porque no puedo sentir
Su desgracia.

Y porque la quiero
La quiero

Y la quiero.

viernes, 4 de octubre de 2013

FELICIDAD QUE VUELA

Jaime está a punto de cumplir los 50. Es un ser algo desdichado, la vida no le trató nuca bien. Tanto la muerte de su padre, como los abandonos amorosos. Hacen que Jaime esté casi siempre triste y deprimido.
Para curar esta tristeza. Jaime pasea todos los días por la playa. Dice que el tacto de la arena y las caricias de la fría mar, mitigan su dolor. Un día como otro, paseando por la playa. Jaime nota algo raro al pisar. Reclina su cabeza y puede comprobar como entre la arena aparece algo dorado. Escarba un poco hasta desenterrarlo es una lámpara dorada. Jaime que es poco soñador piensa únicamente en su valor. Será o no de oro… cuánto dinero valdrá.
Pero al tocarla siente una voz, algo que intenta comunicarse con él. 
-          ¡Ey tú merluzo! Sácame de aquí. Déjame salir.

Jaime se asusta y tira al suelo la lámpara. ¿Qué será? Será una lámpara con genio. Como en los cuentos que le leía su padre, cuando este era pequeño. Jaime temeroso, recoge la lámpara de nuevo y la frota.
-          Merluzo, te crees que es tan sencillo. Debes pedirme tres deseos. Sólo así, podré salir de esta lámpara de los cojo… y ser libre.
Jaime superado por la situación guarda la lámpara en su bolsillo y decide custodiar tal tesoro en su casa. Está toda una semana pensando, piensa que le haría feliz. Pero no se decide, por mucho que piensa, no encuentra el deseo preciso que le convierta en un hombre nuevo y feliz.
Pero un día al dormir. Jaime sueña, en ese sueño recorre el mundo volando. Puede ver a todo el mundo a sus pies. Mirándolo con envidia y recelo. Jaime se siente feliz y especial. Así que, al despertar decide su primer deseo.
-          Genio de la lámpara. Mi primer deseo para ser feliz, es poder volar.
-          Merluzo si tu felicidad depende de volar, tú has de volar.  
Deseo concedido. Jaime podía volar, surcar los cielos y ver tanto a las personas envidiando su poder, como esos parajes que sólo había visto desde su pantalla de ordenador. Pero al poco tiempo de vuelo, Jaime comienza a sentir un frío terrible.
-          Genio, genio. Que mierda es esto. Me muero de frío.
-          Es normal merluzo. Sólo las aves están preparadas para surcar los cielos y no tener frío. Tú eres un ser humano. Así que es normal tu frío.
-          Pues mi segundo deseo… deseo no tener que sentir las inclemencias del tiempo y así volar con total tranquilidad.
Deseo concedido. Ahora Jaime podría volar con tranquilidad y sin frío. Jaime feliz como una perdiz surcaba el cielo. Disfrutaba como un niño con zapatos nuevos. Pero al pasar las horas Jaime comienza a tener un hambre horrible. Su estómago rugía como ruje un león en la sabana.
-          Genio de mierda. Tengo un hambre terrible. Qué puedo hacer…
-          Piénsatelo bien. Este sería el tercer deseo y cuando me lo pidas, seré libre.
-          Pues… Deseo no tener hambre, ni sed. Que mi cuerpo no necesite alimentarse y pueda así volar en paz. Y si con este deseo eres libre, pues libre serás.
-          Deseo cumplido merluzo. Alzás es libre y se alegra por ti. espero que tu felicidad sea eterna.
Pasaron semanas y meses. Jaime recorrió parte del mundo, conoció gente nueva e interesante. Fue la envidia del mundo y de los humanos corrientes. Pero un día comenzó a cuestionar su felicidad.
-          Porqué soy feliz. No soy rico, no tengo amor, vivo sólo. Sé que puedo volar y conocer el mundo, ser deseado y afortunado. Pero no me siento feliz, completo.
Según Jaime fue dudando de su felicidad. Su nuevo don fue fallando  y poco a poco tomo tierra. Ahora sin poder ninguno debería volver andando a su casa. Revisó sus bolsillos y vio que aún conservaba algún dinero. Así que pidió un taxi, para regresar.

-          Buen taxista. ¿Puede llevarme….
-          Merluzo ¿qué haces cogiendo un taxi?
Jaime reconoció la voz del taxista. Era el genio Alzás.
-          Pero genio ¿Qué haces tú de taxista?
-          Pues amigo mío. Vivir y ser feliz. Ahora soy libre y puedo vivir en libertad. Disfrutar de todo aquello que no podía hacer mientras estar encerrado. Y conducir es muy divertido. Sonriendo le pregunta: ¿Por qué has perdido tu felicidad, tu capacidad de volar? Debías sentirte afortunado y agraciado. No todo el mundo puede volar. Pocos pueden disfrutar lo que tú has podido disfrutar. Tú eras libre, podías disfrutar de un montón de cosas y vivir nuevas oportunidades. Debías ser feliz, sentirte afortunado.
Jaime recapacita, sonríe y se da cuenta de lo afortunado y feliz que era. Poco a poco comienza a elevarse. Alza el vuelo y retoma su viaje. Afortunado y fausto se despide de Alzás.

-          Gracias, nunca te olvidaré. Nunca olvidaré lo aprendido.